Todos hemos oído hablar de los juegos de rol y tristemente muchas veces mal y cosas sin sentido por unos medios de comunicación que solo buscan el titular fácil y llamativo en vez de documentarse y dar una noticia contrastada y lo más cercana a la realidad. Pero dejemos ese tema.
Empece en este mundillo cuando estaba en bachillerato, yo siempre había oído hablar de los juegos de rol por los RPG los videojuegos tipo Final Fantasy, Diablo, Pokemon, Golden Sun, Fallout, etc; pero eso de interpretar un ficha y tirar unos dados no lo acababa de ver, hasta que un compañero de clase me invitó a jugar a Vampiro: La Mascarada.
Resumiendo había una persona (master) que hacía de narrador y digamos que era el que describia las situaciones, manejaba a los enemigos del juego y hacía cumplir las normas del juego, (lo que sería la IA en un videojuego), Vampiro:La Mascarada tenía como temática interpretar a un vampiro a partir de una ficha que te construías siguiendo las reglas de un libro y la cual usabas siguiendo otras reglas, en las que para realizar la mayoría de las acciones había que tirar dados y según lo sacado ésta tenía éxito o no. Las posibilidades de crearte un personaje eran muchos ya que había clanes, luego habilidades, etc. El juego nos enganchó muchísimo por su temática y modo de juego y aunque se suponía que era un juego de rol narrativo (más de diálogos y menos de ostias) la mayoría de las situaciones acababan en peleas (ficticias claro). Tras leerme los libros tanto los del master como los del jugador, decidí ser master, ambienté la partida en Varsovia y fui más estricto
con las reglas pero sobre todo mas continuista en los módulos (como un nivel de juego digamos) para que la historia se desarrollase mejor. Cada vez eramos más jugando y como tenía mono de jugar, otros llevaron otras partidas de otros juegos de rol: Ciberpunk, Hombre Lobo: El Apocalipsis, La llamada de Cthulhu, Gargoyles (este era inventado por un amigo), aparte de estas había otros que basicamente era avanzar y luchar y casi siempre su ambientación era medieval-fantástica (como un machacabotones estilo Final Fight) estos no me acabaron de gustar y fueron Warhammer y Warcraft (en su versión de libro de rol), Dungeons&Dragons, Ánima (un pupurri de moda otaku y fantasía medieval) y Starcraft (también inventado) pero todos ellos jugabamos uno o dos días y no volvíamos a tocarlos.
Más tarde el grupo que solíamos jugar al rol nos fuimos separando, que siempre existiera el típico pesado revientapartidas y que preparar un módulo escribiendo una historia planteando situaciones y personajes a pesar que era entretenido requería tiempo, fuimos dejándolo.
He conocido a mucha gente que ha jugado al rol y hay de todo tipo, desgraciadamente siempre se asocia a un inadaptado social que no sale por las noches y que es monotema (que de esos también los he visto y también es cierto que abundan), pero el rol no deja de ser un actividad de ocio cualquiera, salvo que no tiene la aceptación que tienen por ejemplo los videojuegos, y cada uno puede tomársela como quiera.
El principal escollo que tiene este entretenimiento es que para jugar a rol necesitas al menos otros dos amigos que quieran jugar, con los que quedar con una determinada frecuencia, siempre los mismos y siempre solos. Además, no basta con la adquisición del material físico y la memorización de unas normas sino que un jugador (el Master) debe preparar minuciosamente la partida para cada sesión, en un trabajo de documentación importante que bien podría ser empleado en cosas más productivas.
Su fama no cambiara ya que el boom del rol se acabó hace tiempo, la sobrexplotación por parte de las editoriales, inundo el mercado de montones de juegos casi iguales, surgieron cada vez más y más complejos sistemas y la autoedición empezó a salir pero demasiado tarde. Con internet surgieron varias páginas especializadas y algunas comunidades, aún hacen jornadas de rol pero sinceramente ya no me atrae tanto como para aprender nuevos sistemas de juegos y jugar con desconocidos.
Igual que me paso con los videojuegos a veces me entra morriña viendo otros juegos como Zombie AFMBE o Slang y me apeteceria tirar unos dados una fría tarde de domingo pero como el tiempo y la gente no está tan disponible como antes hay alternativas como los juegos tipo Bang (cartas no coleccionables, no como los sacacuartos de Magic) o juegos de mesa de rol como Doom o de estrategia como el Carcassone que no hace falta leerse un libro para jugar ni preparar apenas nada y cualquiera puede jugar.
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