Todos sabemos que no se puede beber agua del mar, la mayoría sabemos que es por la alta concentración de sal, muchos sabemos que acelerará la deshidratación, pero ¿sabemos por qué exactamente?
El cuerpo de una persona sin agua a los pocos días sufrirá la desaparición los labios (como si los hubiesen amputado), ennegrecimiento de las encías, contracción de la nariz y arrugas en la piel tan grandes que nos impedirá parpadear.
Entonces si necesitamos agua y también sal para vivir, ¿por qué no podemos beber el agua del mar? Pues como hemos dicho por su alta concentración (unas 70 veces más de la que podemos asimilar). Todos hemos bebido algo de agua del mar involuntariamente cuando hemos ido a la playa, pero si decides beber una gran cantidad has firmado tu sentencia de muerte.
Las moléculas de agua de cada célula se lanzarán como otros tantos bomberos voluntarios a intentar diluir y expulsar la súbita afluencia de sal que circula por nuestro organismo a través de la ósmosis. Eso deja las células peligrosamente escasas del agua que necesitan para sus funciones normales. Se quedan, en una palabra, deshidratadas. Además nuestro cuerpo intentará deshacerse del exceso de sal a través de la orina, heces y sudor pero con ese proceso se utiliza mucha más agua y aumenta la necesidad de ella en el organismo acelerando la deshidratación.
La deshidratación producirá en situaciones extremas colapsos, desmayos y lesiones cerebrales permanentes.
Si algún día os veis en esa tesitura, para evitar morir de sed, podéis hervir el agua en un recipiente y colocar un prenda en la superficie para que se empañe, ese agua condensada no tendrá esa alta y mortal concentración de sal y os salvará la vida.
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