Muchas veces no nos damos cuenta de las cosas que aún perduran en nuestra cultura desde Roma, hoy os dejo unas cuantas expresiones con origen en esos tiempos:
TESTIFICAR
Ante un juez los romanos juraban decir la verdad apretándose suavemente los testículos con la mano derecha, de ahí viene la palabra Testificar
TENER MUCHOS HUMOS
Las familias distinguidas de Roma tenían costumbre colocar en el patio de la casa, los retratos y bustos de piedra de sus antepasados, padres, abuelos, bisabuelos. Cuantos más objetos guardaban, más abolengo tenía la familia.
Con el paso del tiempo, las imágenes más antiguas iban adquiriendo un color oscuro por efecto del polvo y los humos de la casa. De este modo, los atrios con más imágenes renegridas o con más humos simbolizaban un mayor poderío familiar y un cierto tono aristocrático del que se alardeaba con frecuencia.
DORMIRSE EN LOS LAURELES
El laurel era un árbol consagrado al Dios Apolo, así como a los emperadores y generales victoriosos. Los triunfadores eran coronados con guirnaldas confeccionadas con hojas de laurel.
En la Edad Media, los Doctores y Licenciados recibían una aureola adornada con bayas de laurel, como símbolo de su rango. Y ya que estamos con frases y latinajos. Esta corona era conocida como "baccae lauri", de donde procede la palabra "Bachillerato".
Coronar con laureles significaba la gloria alcanzada. Pero, sin embargo, si después de conseguir el triunfo, la persona deja de trabajar o esforzarse y pierde esa fama, regodeándose en las victorias pasadas... se dice que se ha dormido en los laureles.
PONER EN TELA DE JUICIO
El vocablo latino "tela" y su plural "telum" significaba palestra, un lugar cerrado para celebrar debates o discusiones. De ese significado, proviene la expresión poner en tela de juicio, cuando tenemos dudas acerca la legalidad, la certeza o el éxito de alguna cosa.
TOCAYO
Para designar a alguien que tiene nuestro mismo nombre.
Los patricios utilizaban una expresión parecida para cuando contraían matrimonio. Cuando la comitiva nupcial llegaba a la puerta del futuro marido, el hombre le reguntaba a la que sería su futura esposa:
- ¿Quién eres tú?
Y ella respondía con la siguiente frase sacramental:
- "Ubi tu Cayus, ibi ego Caya" (Donde tu seas llamado Cayo, a mí me llamarán Caya)
Si os ha gustado quizá os interesen el origen de estas frases.
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