El cuarzo, compuesto por silicio y oxigeno, es por su estabilidad muy común en la Tierra. Casi todos los aparatos electrónicos que usamos desde un sencillo reloj de pulsera hasta el más potente ordenador tienen cuarzo en su interior, pero ¿qué tiene que ver este cristal de roca con la medición del tiempo?
Algunos materiales, como ciertas cerámicas y cristales de cuarzo, pueden producir electricidad cuando se les coloca bajo tensión mecánica. La habilidad de convertir un voltaje en o desde la tensión mecánica recibe el nombre de piezoelectricidad. Los cristales de cuarzo mantienen una frecuencia precisa estándar, lo cual ayuda a regular el movimiento de un reloj o despertador, y gracias a esto se consigue una medición muy exacta de los periodos de tiempo. El cuarzo se emplea también en radios, microprocesadores y en muchas otras aplicaciones industriales y tecnológicas.
La mayor parte del cuarzo usado tiene poco que ver con esas piedras que medio brillantes, que a veces nos encontramos, tiene poco que ver con el que se encuentra en nuestros relojes ya que es sintético, y se pueden crear cuarzos específicos con frecuencias determinadas para funciones concretas.
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