Si habéis respondido “la ballena azul”, ERROR. La respuesta es la Armillaria ostoyae, un hongo (habitante de un Parque Nacional de los Estados Unidos) es el mayor ser vivo de este planeta. Toda una lección de humildad para nosotros los mamíferos y resto de animales.
Se conoce a la “seta de miel” desde hace algún tiempo, pero no estábamos al tanto de lo grande e invasiva que esta especie de hongo podía ser. Cuando se descubrió que este organismo era el responsable de la muerte de grandes masas de árboles perennes, los investigadores comenzaron a observarlos con más detalle. Cuando los silvicultores cortaron un árbol infectado descubrieron en su interior filamentos extensibles de color blanco, llamados micelias, que extraían agua y carbohidratos del árbol para alimentar al hongo. Los investigadores, recogieron muestras del hongo en múltiples puntos a lo largo de un área muy amplia y analizaron el ADN. Cuando finalizaron de recopilar y analizar las muestras descubrieron que todas pertenecían al mismo organismo.
Hongo descomunal
Hasta agosto del año 2000, se pensaba que el organismo vivo más grande del planeta era un hongo de la misma especie (Armillaria ostoyae) que cubría un área de cubriendo 6 km² descubierto en el estado de Washington. Pero entonces, expertos micólogos supusieron que si un Armillaria tan grande
vivía en Washington, entonces tal vez hubiese otro igual de grande que este, acabando con el Bosque Nacional de Malheur en las Blue Mountains del este de Oregón. Los investigadores quedaron asombrados ante la gigantesca magnitud del descubrimiento. Se cree que este hongo cubre una superficie de más de 8,9 km² y podría tener una edad de 2.400 años, posiblemente más viejo aún.
Si visitas el bosque que este gigante ha convertido en su hogar, no esperes poder ver una seta monstruosa y amenazadora. La Armillaria crece y se extiende principalmente de forma subterránea, por lo que la mayor parte del organismo yace en el suelo, fuera de la vista. Ocasionalmente, durante el otoño, este espécimen envía algunas setas de color dorado (véase foto, nótese que a causa de su color los anglosajones las llaman “seta de miel”) a la superficie, y esas son las únicas evidencias visibles de la masa que existe debajo. Los científicos aún no han comenzado a estimar el peso de este espécimen de Armillaria.
Este hongo, también conocido como “seta de miel”, se extiende bajo el suelo enviando en todas direcciones estos enmarañados rizomorfos.
A causa del clima, las esporas tienen dificultad para establecer nuevos organismos, lo cual ha dejado vía libre a los “viejos del lugar” para que se extiendan. Sin competencia por parte de otros especímenes, esta enorme Armillaria ha sido capaz de crecer y extenderse incontroladamente.
Por cierto, las setas de miel son comestibles.
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